Hoy, 17 de mayo, como cada año, se celebra el Día Mundial del Reciclaje con el objetivo de concienciar a la población sobre la importancia de reciclar los residuos y tratarlos de forma adecuada para proteger el medioambiente. Reciclar es, sin duda, una necesidad.

El problema es que compramos un producto envasado, lo tiramos al contenedor correspondiente y…ya está, ahí acaba nuestra responsabilidad. No solemos preocuparnos de lo que ocurre una vez ese envase abandona el contenedor. Es cierto que no se nos informa de ello de una forma «abierta» del camino que recorrerá ahora ese envase, pero sí investigamos un poco podemos averiguar muchas cosas.

Cada material es un mundo

Hay materiales más fácilmente reciclables que otros. Por ejemplo, los metales (cobre, plomo aluminio, etc.) y el vidrio se pueden reciclar infinidad de veces sin que pierdan sus propiedades, con lo que evitamos extraer materia prima. En el caso del aluminio, que se extrae de la bauxita, el proceso de extracción es tremendamente contaminante y, por ello, tiene aún más importancia el reciclarlo.

El papel y cartón pueden reciclarse muy bien (siempre que estén limpios de grasas), pero después de pasar por este proceso 6 veces no podrá volver a ser reciclado, ya que la fibra se habrá deteriorado.

En el caso del plástico y todos sus derivados el reciclaje es mucho más complicado.

El reciclaje del plástico

Como en el caso del papel, el plástico pierde propiedades cada vez que es reciclado, por lo que solo puede reciclarse 4 o 5 veces. Reciclaje tras reciclaje, los usos del plástico van cambiando, desde nuevos envases para alimentos y bebidas a tuberías, láminas, mobiliario urbano y bolsas.

Existen más de 80.000 resinas plásticas que agrupamos en 7 grupos (los 7 números que encontramos dentro del logotipo de las 3 flechas del reciclaje). De éstos, solo se reciclan 4 tipos. Pero ahí no queda la cosa, para poder ser reciclados, los distintos tipos de plásticos no pueden mezclarse entre sí, ya que eso supondría dañar todo el lote.

Algo que muchos desconocen es que, en España, los tetrabricks no se pueden reciclar. Los tretrabricks están formados por 6 capas de material: 4 de plástico (polietileno), 1 de cartón y 2 de aluminio. Solo somos capaces de separar el cartón (a base de deshacerlo con agua) y el resto se convierte en una bola de aluminio y plástico irreciclable.

Lo gracioso (nótese la ironía) es que la empresa Stora Enso consiguió reciclar los tetrabricks en 2011 pero necesitó de una inversión de 8 millones de euros, por lo que no resultó rentable y la planta terminó cerrando. 9 años después seguimos sin una solución a este gran problema. Los tetrabricks son envases que se utilizan para conservar todo tipo de líquidos alimentarios por lo que se venden infinidad de unidades cada día. Se utilizan durante un corto plazo de tiempo y luego se convierten en esa masa inútil y contaminante de aluminio y plástico. Nuevamente, la falta de información del consumidor juega en nuestra contra y, sobretodo, perjudica al planeta.

En la fase de cribado de los envases para ser reciclados nos encontramos con otro problema. Los tromeles de clasificación, que sería algo así como el «colador» por el que pasan estos desechos, son de 10×10 centímetros, por lo que todo envase que tenga unas dimensiones inferiores a éstas «pasará de largo» y no se reciclará. Es el caso de las pajitas, los tapones o los envases de yogur. y, de ahí, a ensuciar nuestros océanos y nuestros bosques.

Reciclar no es la solución

Como he comentado al principio, creo que reciclar es indispensable, pero no debería ser nuestra primera opción (ni mucho menos la única).

Podemos hacer muchas cosas para no engrosar los porcentajes de envases no reciclados:

  • No comprar envases es nuestra mejor baza. Si no los compramos, no habrá que reciclarlos ni fabricar nuevos. Es la solución perfecta, aunque no siempre es sencilla, pero si ponemos de nuestra parte podemos reducir mucho la cantidad de envases que entran en casa. Comprar a granel es una opción fantástica para lograr este objetivo. Si no tenemos esa opción, siempre será preferible elegir el cristal o el cartón.
  • Otra opción que me encanta es comprar de segunda mano. No tanto envases de un solo uso , pero sí envases más duraderos (tipo tuppers) o productos que estén fabricados con plásticos, muy difíciles (o imposibles) de reciclar. Como en el caso anterior, evitaremos que se fabrique un nuevo producto y éste no acabará, por ahora, en el vertedero.
  • Algo a lo que estoy enganchada es el upcycling. Consiste en darle una nueva vida a envases o productos que han terminado su vida útil y ya han cumplido su función, como pueden ser los tetrabricks o las botellas de plástico. Te invito a que veas la entrevista que le hice a Marta Barberà, la creadora de 2nd Funniest Thing y reina del upcycling para sacar mil y una ideas. ¡Te encantará!

¿Tú también reciclas? ¿Vas a tomar acción para reducir la cantidad de envases en tu vida? ¡Cuéntamelo en los comentarios!