Cuando empecé a vivir de forma más sostenible de una manera consciente, pensando en las acciones que quería llevar a cabo, investigando aquí y allá todo lo que podía hacer me topé con el tarro de cristal.

La verdad sobre el tarro de cristal

Veía a pioneras del movimiento zero waste (residuo cero) enseñando como había metido la basura que había producido durante 4 años en un tarro de cristal ¡sin ni siquiera llenarlo! Incluso familias de 4 personas tenían suficiente con ese pequeño bote.

Yo probé y en pocos días lo tenía lleno. Y eso que había reducido bastante la cantidad de residuos que generaba. No compraba agua embotellada, adquiría a granel prácticamente toda mi comida, evitaba cualquier tipo de plástico…pero el tarro se llenaba rápido.

Hasta que lo entendí. Yo creía que esas personas estaban metiendo en el bote de cristal todos sus residuos, lo que incluiría plásticos, papel y cartón, etc. Pero no, estaban metiendo únicamente la basura, o sea, todo aquello que no es reciclable. Fallo mío, supongo.

Pasando de la frustración a la acción

Pero sé que, igual que me ocurrió a mí, mucha gente se ve frustrada por no poder hacer más, por no llegar allí donde otros lo hacen aún poniendo todo su empeño. A veces es porque entendemos mal el mensaje, como en mi caso. Otras veces es porque, simplemente, estamos aprendiendo.

Nos comparamos con personas que llevan mucho camino recorrido y eso, muchas veces, puede mermar nuestra confianza. Ya lo dicen, las comparaciones son odiosas. Siempre les digo a mis clientas que la única persona con la que deben compararse es consigo mismas a lo largo de todo el proceso. Pero sé que cuesta.

Tenemos que entender que cada una de nosotras tiene unas circunstancias diferentes: trabajos que nos dejan poco tiempo, hijos, personas a nuestro cargo y tantas otras realidades. Y no siempre tenemos las opciones más sencillas a nuestro alcance.

Yo, por ejemplo, ahora vivo en una caravana y, gracias a ello, puedo llevar una vida más sostenible en algunos aspectos, pero no en otros. Por ejemplo, para poder comprar a granel tengo que pedirlo por internet (gracias Sin Food por ponérmelo tan fácil); cuando vivía en la ciudad me bastaba con dar un paseo para hacer toda la compra sin llevarme ni un envase a casa.

Lo que haces sí es suficiente, no le restes importancia

Creo que lo importante es sentirnos satisfechas con los pasos que damos, con el camino que recorremos. Soy una persona de objetivos, de metas, me gusta colocar el listón alto. Pero cada vez tengo más claro que lo importante es transitar el camino cada día. A veces daremos 3 pases a delante y, otras veces, daremos un paso atrás. Pero mientras no demos la vuelta todo estará bien.

Y sí, ya sé que es fácil venirse abajo y pensar que “lo que yo haga no va a ser suficiente”. Cuesta esforzarse y ver que, a veces, los cambios son muy pequeños. Nos cuesta ver el global. Estas cosas no salen en las noticias…

Pero te aseguro que el cambio está ahí. Lo veo cada día en cada una de las personas que dedicáis un ratito a leerme o a escribirme para contarme que os he inspirado o que estáis haciendo éste o aquél cambio.

Los caminos se recorren paso a paso

Sí, yo también creo que si los gobiernos y las empresas hicieran más cambios a nivel de sostenibilidad todo iría mucho más rápido y sería mucho más fácil, pero decidí que yo haría lo que estuviera en mi mano para hacer mis propios cambios sin tener que depender de nadie más.

Creo que escudarnos en esto es una forma de quitarnos la responsabilidad de encima. Y creo que el planeta se merece que seamos responsables. Bueno, el planeta y nosotros porque, hablando claramente, sin la Tierra se va a la mierda, nosotras también. Creo que es razón suficiente para hacer lo que esté en nuestra mano ¿no?

Es muy importante que volvamos a reconectar con la tierra, con la naturaleza y con nosotras mismas para encontrar aquello que nos mueve y ser capaces de ir avanzando día a día. Es más fácil de lo que crees.

Sinceramente creo que en los pequeños gestos, en los pequeños detalles es dónde se produce la magia. Por supuesto tiene que haber un trabajo de concienciación para saber donde estamos y ser conscientes de nuestros hábitos de consumo, pero, una vez hecho esto, será mucho más sencillo y natural tomar decisiones que nos guíen por ese camino hacia una vida más sostenible.

Lo sé porque yo lo he hecho y, por lo tanto, tú también puedes. Ojalá este post te ayude a pararte un momento y pensar en qué es lo que quieres y en si lo que estás haciendo te acerca o te aleja a tus ideales.

¿Y si damos un paso más?

Si quieres dar un paso más allá, te animo a que le eches un vistazo a mi programa La Brújula de la sostenibilidad. Se inició como un programa individual en el que transitábamos por diferentes esferas de la sostenibilidad para alinear todo y tomar decisiones conscientes de las que nos sintiéramos orgullosas y que estuvieran alineadas a nuestros valores.

Y ese sigue siendo el objetivo, pero ahora lanzo la primera edición en grupo y estoy entusiasmada. Creo que la fuerza y el valor que añade el grupo a cualquier proceso de cambio es brutal (lo he vivido con Minimalizarte, mi programa minimalista) y quiero llevar todo eso también a La Brújula de la sostenibilidad.

Para este primer lanzamiento en grupo, además de los bonus que ya he incluido, he decidido crear el código BRUJULA15 para que te lleves un 15% de descuento en tu compra. ¡Espero que sea una ayudita para que te animes a dar el paso!

Así que, si crees que puede aportarte valor o es lo que hará que por fin te pongas las pilas, te esperaré dentro encantada. ¡Empezamos el 1 de marzo!

Me encantaría que me contaras en los comentarios en qué momento de tu camino sostenible estás. Compartir es vivir ¿no?