Si estás aquí, leyendo este post, supongo que eres una persona preocupada por el planeta, que quiere llevar una vida más sostenible y poner su granito de arena ¿cierto?
Pero sé que a veces es abrumador. Tenemos esos días en que creemos que por más que hagamos nunca será suficiente, que tienen que ayudarnos desde arriba. Y es cierto.
Pero, una vez pasado ese mal momento (acéptalo y deja que pase), volvemos a la carga y recordamos que no podemos eximir nuestra parte de responsabilidad y que con nuestros gestos también educamos. Que si dejamos que dependa de los demás…mal vamos.
Por eso hoy quiero mostrarte 30 gestos que puedes hacer para llevar una vida más sostenible. Es posible que muchos ya los apliques (¡bien!), pero tal vez pueda darte ideas para que sigas reduciendo tu huella medioambiental.
1- Pásate a la energía verde
Cada vez hay más empresas que nos ofrecen energías procedentes de fuentes 100% renovables, totalmente al margen de los combustibles fósiles. El cambio que podemos producir al largo del año es inmenso. Imagínate lo que podremos hacer en una década… o en 10.
Los precios de estas empresas son cada vez más competitivos y, aunque te siga preocupando el importe de la factura (y más en los tiempos que corren), al menos sabrás que estás contribuyendo de forma positiva para el planeta. Además, solo tardarás 2 minutos en hacerlo, ya sea con una llamada o contratándolo por internet.
2- Olvídate del standby
Sí, el standby, esas lucecitas rojas que se quedan encendidas en nuestros aparatos eléctricos.
Según un estudio del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía) sobre los Consumos del Sector Residencial en España, el consumo fantasma supone el 10,7% del consumo eléctrico de los electrodomésticos españoles, el 6,6% del consumo total de electricidad y el 2,3% del total de energía de los hogares. Ahí es ná.
Una solución sencilla es enchufar los electrodoméstico a regletas con botón. Así solo tienes que apagar el botón y ya podrás olvidarte de ese consumo fantasma. SI no, siempre puedes desenchufarlos una vez dejas de usarlos.
3- No desperdicies el agua
Solo el 3% del agua del planeta es dulce y apta para el consumo humano. Es la que tenemos a nuestra disposición con solo abrir un grifo. A veces se nos olvida que no todo el mundo tiene acceso a este recurso vital y lo desperdiciamos. Es nuestro deber hacer un uso responsable del agua.
Aprovechar el agua de lavar las verduras para fregar los patos, cerrar el grifo mientras te enjabonas el pelo o te cepillas los dientes, recoger el agua fría mientras esperamos a que se caliente para regar las plantas o rellenar la cisterna, entre muchísimos otros, son gestos sencillos que podemos adoptar en nuestro día a día para reducir en gran cantidad el agua que desperdiciamos.
4- Filtra el agua con binchotán
El binchotán en un tipo de carbón vegetal que atrae los iones de las sustancias contaminantes del agua para retenerlas. De este modo, puedes filtrar el agua del grifo para que sea más saludable y tenga mejor sabor.
Pongamos que bebes 2 litros de agua al día, comprarías 365 botellas de 2 litros de agua al año o 73 garrafas de 5 litros. Eso por persona. ¿Sabes la cantidad de plástico que puedes ahorrarle al planeta si usas este producto? Tienes más información sobre cómo funciona aquí.
5- Repara
Uno de mis gestos favoritos. Esto es algo que hacían nuestros padres y abuelos de forma habitual. Era impensable tirar algo y comprarlo de nuevo. Tal vez fuera por temas económicos y porque no había tanta oferta, pero la verdad es que era, y sigue siendo, mucho más amigable con el planeta.
Al reparar un objeto, estamos alargando su vida útil, y evitando la fabricación de uno nuevo. Sé que no todo se puede reparar pero ¿y si antes de tirar reflexionamos un momento y vemos qué opciones tenemos? Tal vez la próxima vez que se te rompa un zapato puedes llevarlo al zapatero o pueda venir un técnico a ver qué le ocurre a la lavadora.
6- Reutiliza, reutiliza y reutiliza
Esto es lo más sostenible que puedes hacer, alargar al máximo la vida de lo que ya tienes, aunque no sea el objeto más sostenible del mundo, siempre lo será más que comprar uno nuevo.
Por ejemplo, aunque tu vaso para los cepillos de dientes sea de plástico, siempre será más sostenible conservarlo que comprar uno nuevo aunque esté hecho de bambú (el plástico no siempre es el problema). Elige la opción más sostenible cuando no te quede otra que comprar algo nuevo, por ejemplo, cuando te toque cambiar tu cepillo de dientes, puedes comprar uno de bambú.
7- Ponte creativa con el upcycling
¿Te suena está palabra rara? En español se le llama suprarreciclaje. Consiste en darle una nueva vida a un residuo antes de que termine en u contenedor. Normalmente lo que obtenemos es un producto de más valor que el que teníamos a priori (de ahí el prefijo «supra-«, que significa «superior»). Por ejemplo: podemos convertir un tetrabrick (que es un residuo no reciclaje) en una panera súper molona como éstas que hace mi querida Marta de 2ndfunniestting, para mí, la reina del upcycling. Inspírate con su blog y fliparás.
8- Pásate a lo compostable
Para aquellos productos que tengan una vida útil corta, como los cepillos de dientes, los envases de desodorante o los estropajos (objetos que no vamos a poder reutilizar pasada su vida útil) lo más sostenible es elegir una opción compostable.
Esto significa que estarán fabricados con materiales naturales y que podrán «volver a la tierra» sin dejar residuos (aunque su fabricación, transporte, etc no será nunca inocuo, como con cualquier producto).
Podrás tirarlos a la fracción orgánica o compostarlos en casa cuando tengas que decirles adiós.
9- Recicla (pero bien)
Reciclar es una de esas cosas que todas debemos hacer pero que, ojalá, no hiciera falta. La cantidad de envases que existen, los tropecientos tipos de plástico y el desconocimiento no nos ayudan a hacerlo de forma correcta.
Es cierto que no nos lo ponen nada fácil, pero nosotras podemos con todo.
¿Lo ideal? Generar menos residuos. ¿La realidad? Al final siempre tenemos cosas para tirar. Infórmate bien de dónde va cada tipo de residuo antes de tirarlo. Es peor tirarlo en el contenedor equivocado que tirarlo al contenedor de restos.
Al final casi siempre acabamos generando el mismo tipo de residuos, por lo que, si nos informamos bien, con una vez es suficiente (y siempre puedes hacerte una chuleta de dónde va cada cosa).
10- Utiliza bolsas de basura sostenibles
Lo más sostenible sería tirar los residuos sin bolsa. Esto es algo que podemos hacer con el papel, el cartón y el vidrio, pero que no se puede hacer con la fracción orgánica.
En este caso podrías usar bolsas compostables o bolsas hechas con papel de periódico (tutorial aquí). Si no te queda otra que usar bolsas para el papel, procura que sean bolsas de papel (parece lógico pero estoy harta de ver bolsas de plástico llenas de papel en el contenedor azul). Para los envases, en Relevo contigo fabrican bolsas con plástico 100% reciclado y reciclable.
11- Espera antes de comprar
Ya es hora de desengancharnos del consumismo. Algo que a mí me funciona muy bien con las compras que no son imprescindibles (como la comida) es hacer un parón para poder reflexionar. A veces ya me doy cuenta en el mismo momento de que eso es algo que no necesito y que no me va a aportar valor, pero otras veces tengo dudas.
En ese caso espero mínimo 48 horas para decidir. Curiosamente, pasado este tiempo, a veces ni recuerdo qué era aquello que quería comprar. Puedes poner el tiempo que quieras, pero te animo a que no bajes de las 48 horas para que sea realmente efectivo.
12- Compra a granel
Hoy en día hay muchas cosas que ya se pueden comprar a granel: frutas, verduras, legumbres, frutos secos, productos de limpieza (llevando tu propio envase o adoptando uno donado, como hacen en El Racó Net).
Llévate siempre tus bolsas reutilizables a la compra. Cada vez hay más establecimientos que lo permiten (y sino, pídeles que te dejen, seguro que no te ponen problemas). Puedes ahorrar mucho plástico en una sola compra.
13- Compra alimentos de temporada y de proximidad
Cuando compramos alimentos de temporada nos aseguramos de que están en su mejor momento. Es cuando crecen en las mejores condiciones ambientales y nos aportan todos sus nutrientes.
Además, si los compramos de proximidad, nos aseguramos de que no recorren muchos kilómetros (ahorro en combustible), ayudamos a la economía de nuestra ciudad, CCAA o país y sabemos que se recogen en su punto justo, no cuando están “verdes” para que lleguen maduros en el momento de la compra. Todo pros.
14- Reduce el consumo de carne
La industria ganadera es una de las más contaminantes del mundo. Esta industria es responsable del 14% de las emisiones de CO2 a nivel mundial y del 70% de la desertificación del Amazonas para poder cultivar alimento para el ganado. Esto también implica que miles de familias deban abandonar sus hogares para dejar lugar a los pastos. Se consumen muchísimos recursos que servirían para alimentar a miles de personas.
Y, aunque no esté directamente ligado con la sostenibilidad, no puedo dejar de nombrar el maltrato que sufren los animales destinados al consumo y sus muertes tan prematuras e inhumanas. Los animales no están en este planeta para servirnos.
Si reduces aunque sea un poco tu consumo de carne ayudarás mucho a reducir la contaminación y a mejorar el mundo para los animales. Si necesitas inspiración puedes encontrarla aquí.
15- Planifica tu menú semanal
Planificar tu menú semanal (hay quién se atreve a hacerlo mensualmente) solo te llevará un ratito y, a cambio, te ayudará a ahorrar dinero, tiempo, energía y, sobretodo, a no desperdiciar comida.
Cuando sabes qué vas a comer, sabes qué necesitas comprar. No hay excesos en tu carrito y, por lo tanto, nada se tira.
Además, comerás mucho más saludable y te olvidarás del “¿qué cenamos hoy?” (Odio ese momento, jaja).
16- Pásate al batch cooking
El batch cooking consiste en cocinar en el mismo día y a la vez parte de las recetas que has planificado en tu menú para tenerlas listas para los próximos días. Hay preparaciones que tendrás que hacer en el momento, pero si dejas preparados los alimentos que se conservan bien, tendrás tu comida lista en un pis pas.
Además, al cocinar todo en el mismo momento y aprovechar los fogones (puedes hervir arroz mientras haces patatas al vapor en el mismo fogón) ahorrarás mucho tiempo y energía (y dinerito en la factura de la luz o el gas).
17- Haz recetas de aprovechamiento
Siempre procuro tener una caja en el frigorífico con los alimentos que están próximos a caducar para consumirlos antes y que no se desperdicien. Incorporando otros ingredientes puedes crear recetas de aprovechamiento deliciosas para evitar el desperdicio alimentario y no tirar comida ni dinero a la basura.
En apps como Ekilu te ayudan a crear recetas en base a los ingredientes que ya tienes por casa para que no se echen a perder.
18- Compra ropa de segunda mano o de marcas sostenibles
Todas necesitamos ropa, eso está claro (la cantidad necesaria ya no está tan clara, jaja). En cualquier caso, si no queremos contribuir a la industria del fast fashion tenemos dos opciones: comprar de segunda mano (la opción más sostenible ya que no hay que fabricar nada nuevo) o comprar a marcas responsables medioambiental y socialmente éticas.
A mí me gusta combinar ambas para evitar el desperdicio y ayudar a nuevas empresas éticas. Además, hay cosas que es mejor comprar nuevas por higiene (ya me entiendes).
19- Compra de segunda mano
Sí, ya hemos hablado de comprar de segunda mano, pero aquí quiero abarcar todo lo posible: muebles, electrodomésticos, libros, videojuegos… cualquier cosa que se te ocurra puedes comprarla de segunda mano.
Como ya sabes, comprar un objeto de segunda mano alargará su vida útil y evitará que haya que fabricar uno nuevo en su lugar. ¿Y si, a partir de ahora, buscas siempre si eso que quieres puedes comprarlo ya usado?
20- Haz que tu colada sea más sostenible
Para ello te recomiendo que laves con detergente ecológico (a granel a poder ser) o te hagas tu propio jabón de sosa reciclando el aceite usado. Lava con agua lo más fría posible (aunque si hay manchas que necesitan algo más de temperatura será más ecológico lavarlas a 30 grados que lavarlas dos veces). Usa un centrifugado corto, la ropa tardará más en secarse, pero gastarás menos energía y la ropa sufrirá menos.
Usa la bolsa Guppyfriend para retener las microfibras que sueltan las prendas al ser lavadas, evitarás que acaben contaminando el mar. Para mí fue todo un descubrimiento y estoy más que encantada con ella.
Evita la secadora siempre que puedas ya que consume mucha energía. Aprovecha el solecito que tenemos en España (si vives aquí, claro) para tender al sol que, además, es un gran quitamanchas y blanqueador.
21- Limpia de forma sostenible
No hacen falta productos tóxicos ni dañinos para limpiar eficazmente tu hogar. Yo uso bicarbonato y percarbonato de sodio, vinagre y jabón sólido. Si me apuras, con el jabón solo ya podrías limpiarlo todo. Es la forma de limpiar más sostenible, responsable y respetuosa con el planeta y con tu familia, ya que no son productos dañinos.
Para bayetas y estropajos elige opciones compostables. Siempre puedes añadir más accesorios como servilletas reutilizables y compostables de bambú, trapos de algodón o cepillos de cerdas vegetales. Tienes mil opciones.
Todos estos productos (y muchísimos más) puedes encontrarlos en Alma eko. Además, si usas el código VIVIENDOSOSTENIBLE_ALMAEKO tendrás un 8% de descuento en todas tus compras.
22- ¡Oda a los sólidos!
Soy ultra-fan del formato sólido en todas sus vertientes: champú, acondicionador, jabón para la vajilla, pasta de dientes…incluso el enjuague bucal.
Los productos en este formato tiene muchos beneficios: ocupan menos espacio porque no contienen agua (agua que pagas), lo que los hace muy cómodos; duran mucho más que los formatos líquidos; puedes llevártelos a cualquier lugar; y cuando vas de viaje no tienes que meterlos en la famosa bolsa zip (esta parte me encanta).
Si aún no los has probado, te animo a que les des una oportunidad ¡son la caña!
23- Pásate al papel reciclado
Y no me refiero solo a los folios de papel, que también, por supuesto, sino al papel higiénico. Sí, como lees. El papel higiénico reciclado no está blanqueado (para ello se usan productos altamente tóxicos y contaminantes y se desperdicia mucha agua) y suele proveerse a las tiendas a granel, por lo que evitamos todo el plástico de los envoltorios. En España puedes comprarlo aquí.
También puedes prescindir del papel higiénico si tienes una ducheta o bidé, opciones muy ecológicas y económicas.
24- Dale una oportunidad al ebook
Tengo que reconocer que me costó pasarme al lector de libros electrónicos ya que soy una romántica de la lectura. Sé que el ebook no tiene ese encanto, pero compensa la cantidad de papel que ahorramos.
El ebook tiene muchas cosas buenas: ocupa muy poco espacio, puedes subrayar sin miedo (nunca me ha gustado escribir en los libros), puedes guardar fragmentos, buscar palabras en el diccionario, traducir palabras o frases, tener toda tu biblioteca en menos de lo que ocupa un solo libro…
Lo ideal sería comprarlo de segunda mano, ya que crear productos tecnológicos no es moco de pavo a nivel sostenible. Y si te da el gusanillo de leer en papel, siempre puedes recurrir a bibliotecas o pedir libros prestados. Te aseguro que los disfrutarás mucho más.
25- Planta árboles con Ecosia
¿Conoces Ecosia? Es un buscador de internet que planta árboles por ti. Por cada 45 búsquedas que hagas con este buscador, Ecosia planta un árbol.
Puedes ponerlo como navegador predeterminado tanto en el ordenador (también hay una extensión de Google Chrome) como en el móvil. Y ¡Pam! Vas plantando árboles sin darte cuenta.
Además, en su Home puedes ver cómo va el proyecto y todo lo que están haciendo por el planeta. ¿No es genial?
26- Regala un árbol
Cada día hay más empresa, como Bosquia, en las que puedes comprar la plantación de un árbol. A mí esto me gusta especialmente para regalar (a mí me lo regalaron para Navidad y me hizo muchísima ilusión).
Si quieres, te expiden un certificado (en papel reciclado) donde se indica el nombre de la persona a quién se lo vas a regalar y las coordenadas de dónde se ha plantado dicho árbol. La donación incluye, además, el cuidado y mantenimiento de ese árbol de por vida. ¿No te parece un regalo maravilloso?
27- Utiliza el transporte público
Un clásico. Yo siempre priorizo caminar porque me encanta, pero cuando las distancias son muy grandes recurro al bus, metro o tren. A veces no queda otra que coger el coche (¿tal vez podrías compartirlo con alguien?), pero si puedes evitarlo, intenta elegir alternativas más sostenibles.
Aunque tardes un poquito más en tren que en coche, piensa que puedes aprovechar ese tiempo para leer, estudiar, incluso dormir, ya que no tendrás que estar pendiente del volante. Es una forma de recuperar el tiempo del trayecto ¿no te parece?
28- Compensa tu huella de CO2
Yo comencé a hacerlo cuando viajaba. Calculaba el CO2 que generaba y lo compensaba con la ayuda de empresas como CeroCO2. Estas empresas compensan el CO2 que generamos con acciones como plantar árboles en lugares que han sufrido incendios. Puedes elegir a qué acción quieres contribuir para ayudar.
Lo mejor de todo es que no solo sirve para los viajes, con su calculadora puedes calcular el CO2 que generas en tu día a día si también quieres compensarlo.
29- Reclama y sugiere
Si queremos que las empresas y gobiernos nos echen una mano y nos ayuden a luchar contra el cambio climático tenemos que hacérselo saber (aunque ya deberían saberlo, lo sé).
Algo que a mí me ha funcionado muy bien es hablar con los encargados de tiendas (cuando son pequeñas) o enviar un email (cuando son empresas más grandes), ya sea reclamando algo que está mal o sugiriendo un cambio que podría ser positivo para todos.
Recuerda hacerlo desde la calma y el respeto, si no no conseguirás nada. Tengo que decir que siempre han respondido a mis emails y a veces se han llevado a cabo esos cambios. Seguramente no porque haya escrito yo, pero recuerda que ya somos muchas y que tenemos mucha fuerza. Ejerzamos nuestro derecho.
30- Inspírate
Rodearte de personas con tus mismos ideales crea magia. Como te decía al principio, todas tenemos esos momentos de “bajón”. Inspirarte en personas y negocios que tienen tus mismos valores te ayudará a volver a levantarte y ver que no estás sola, que hay muchas como tú que luchan cada día y que entre todas somos más fuertes. SI yo soy una de ellas y aún no me sigues en Instagram, puedes hacerlo aquí.
Espero haberte aportado ideas nuevas que puedas implementar a tu ritmo. Recuerda que el que mucho abarca, poco aprieta. Ve incorporando estos gestos o nuevos hábitos uno a uno para que lleguen a incorporarse a tu vida y no termines agotada. Pide en casa que se unan a ti, entre todos será mucho más fácil.
Ojalá hayas encontrado inspiración en este post 🙂 Si Te gustaría que hiciera algún post enteramente sobre alguno de ellos dímelo y voy a por ello.
Cuéntame ¿qué gestos o hábitos ya tienes implementados? Me encantará leerte.